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domingo, 8 de marzo de 2015

Notas sobre la democratización del Partido Aprista Peruano




El objetivo debe ser convertir el Partido Aprista Peruano (en adelante PAP) en el ideal democrático que desearíamos exportar al sistema político, es decir institucionalizar y llevar a la práctica al interior de la organización principios  como el pluralismo, la primacía de las normas, la transparencia, la participación, la rendición de cuentas, etc.
El PAP es un partido de estructura oligárquica, es decir un partido cuyo poder se concentra en una élite capaz de tomar decisiones independientemente de la voluntad de la militancia. Su democratización implica, por lo tanto, que el poder y la capacidad de toma de deciciones se distribuya entre sus miembros, y que estos puedan realmente elegir, premiar o castigar con el voto, a sus líderes y/o representantes.
Para democratizar al PAP, es necesario llevar a cabo “elecciones internas y abrir el partido”, que no es lo mismo que realizar “elecciones internas abiertas”. Es imperativo someterlo a elecciones para generar participación e incluir a la militancia en el proceso de toma de decisiones. Asímismo, vale recalcar, que bajo un régimen de derechos y garantías la capacidad de elegir y decidir a través de un transparente proceso electoral interno  empodera a la militancia, refresca y fortalece las virtudes de la vida política partidaria.
 La constitución efectiva del pluralismo exige reemplazar las oxidadas y vetustas estructuras que obstaculizan la inclusión de nuevos actores, movimientos sociales y minorías, de manera que se identifiquen con la estrella y que, naturalmente, sea la estrella que actúe en su defensa y en consecuencia gane su confianza. Ante ello, entonces, cabe destacar que no hay una apertura más auténtica y leal al partido y a su razón de ser que la que procura revitalizarlo, volverlo nuevamente una herramienta de defensa y lucha, superior a cualquier superficial momento electoral.
La primacía de las “reglas de juego”, en un espacio que cuya discrecionalidad e informalidad fueron la regla, es fundamental para la generación de confianza. La incertidumbre, el caos y el hermetismo son estados que generan desconfianza, y esto no se solucionará hoy con hacer que todos los ciudadanos con DNI voten, es solo una alternativa electorera y facilista. El Perú necesita al PAP, no una mera plataforma electoral, por ello una fidedigna y genuina solución es la constitución de claras y sólidas “reglas de juego” democráticas que regulen la vida partidaria y garanticen el buen funcionamiento de un sistema virtuoso. 
 El PAP es un partido con estructuras y reglas de juego provenientes de otros tiempos y circunstancias, lo que explica el sólido hermetismo – necesario para sobrevivir- que protegió al Partido y sus líderes de quienes los intentaron desaparecer. Hoy en día es preciso comprender ese complejo proceso histórico y evolutivo de largo, mediano y corto plazo para determinar la hoja de ruta de esa modernización partidaria. 
La dificultad de entender la transparencia como un requisito fundamental para generar confianza es comprensible, sin embargo es el aspecto más importante y necesario en el proceso de modernización y apertura de un partido a la sociedad y sus demandas. 
 ¿Cómo generar transparencia? La primacía de las reglas de juego aseguran la solidez de la transparencia. Asímismo, en democracia los medios de comunicación son un potencial aliado. De un modo u otro, el peso de esta responsabilidad cae sobre ellos también y ello sugiere la idea de un trabajo coordinado. Además, la facilidad de acceso a recursos tecnológicos y la capacidad del capital humano joven del partido son una fortaleza. Sin embargo, todo dependerá siempre de la voluntad política de la dirigencia del partido y los militantes.

Flavia Freidenberg, experta en estudios sobre partidos políticos latinoamericanos, recomienda - a partidos políticos que pretendan modernizarse y democratizarse - realizar elecciones internas cerradas. Algunas de las razones por las que NO recomienda las elecciones internas abiertas son:
  1. La participación del entorno en las decisiones internas afecta la autonomía partidista y pone en entredicho la naturaleza misma de la organización.
  2. La presión por encontrar y representar nuevos intereses alienta el empleo de estrategias electorales del tipo “catch all” y la ambigüedad programática, ya que los candidatos buscarán rehuir declaraciones ideológicas demasiado precisas, y se moverán no por los intereses de sus militantes sino por las preferencias del electorado en general...
  3. Las elecciones internas abiertas hacen que el candidato se coloque por encima de la organización, ya que se busca su legitimación fuera de ella, lo que potencia el personalismo

Implementar elecciones internas (o primarias) abiertas en el PAP es un contrasentido si la intención es democratizar y renovar el partido. No hay nada más anti democrático y conservador que instituir una forma de elección que promueva la desigualdad entre sus militantes. Lo razonable y consecuente es que se establezca una verdadera forma de elección que garantice la competitvidad.

Además de llevar a cabo elecciones internas, es de carácter determinante que todos los cargos partidarios, en todos los niveles (tanto funcionales como geográficos), sean sometidos a elección. En este sentido, la inclusión de representantes de diversas localidades en la dirección del partido es clave para la democratización y el fortalecimiento de su presencia a lo largo y ancho del  territorio.
Suscribo la propuesta de la Dra. Freidenberg, según la cual es recomendable incluir en los estatutos “mecanismos de acción afirmativa” o cuotas para promover la participación de los jóvenes, las mujeres y las minorías étnico-culturales dentro de los diversos niveles de la dirección partidaria. Incluso plantea una “representación proporcional con el fin de agregar la presencia de corrientes minoritarias en los diversos órganos de la dirección partidaria”. Tal y como mencioné al principio, el objetivo es hacer del partido el ideal que desearíamos trasladar al Gobierno Nacional.

Este proceso sería imposible sin la intervención de las autoridades públicas pertinentes debido a que la alta discrecionalidad y enraizamiento de instituciones informales dentro del PAP obstaculizan su democratización. Por esta razón es medular otorgar la potestad total de administrar y fiscalizar los procesos electorales internos (Padrones, estatutos, etc.) a la ONPE y al JNE, respectivamente. Ello no solo aseguraría la transparencia y eficiencia de la gestión del proceso, sino también un incremento de la credibilidad y confianza de la militancia y el ciudadano común.
No quiero concluir sin antes agregar que la modificación de la estructura orgánica es un requisito indispensable para la democratización del partido. Esta debe seguir y respetar el espíritu concertador, parlamentarista y democrático del aprismo. En este sentido, opino que además de la histórica "Jefatura del Partido", no es necesario ningún otro cargo "vitalicio", por ello considero que la "Presidencia del partido" debería suprimirse a fin de evitar una duplicidad de liderazgos (a menos que se suprima la Secretaría General, dependiendo de la fórmula que se adopte) que genera informalidad y debilita los liderazgos institucionales. Otra razón para ello es que la Presidencia no debería ser asumida como un título exclusivo, sino como una posibilidad permanente. En absoluto nada de ello implica menguar reconocimiento al primer y único Presidente aprista de la historia. 
Finalmente, no quiero culminar esta nota sin antes mencionar algunos aspectos claves del rol de las tecnologías de la información en este proceso. En materia electoral, por ejemplo, la gestión eficiente de los procesos requiere una completa informatización de las membresías y de los padrones. Por otro lado, en materia de comunicación, la tegnología permite facilidades para la construcción de vías de comunicación horizontal y vertical que hagan posible el flujo permanente de la información.
El capital humano y la capacidad son dos fortalezas que aún el partido no explota de sí, pero que determinará el resultado de este proceso.


Así, desde mi humilde punto de vista, el partido de Víctor Raul Haya de la Torre regresará no “a manos del pueblo”, como  se sostiene muy vagamente, sino "al servicio del pueblo" como una compleja y eficiente herramienta inclusiva, libertaria y democrática.

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